Glymur
Para comenzar la ruta, llegamos la noche anterior al parking habilitado, accediendo por la preciosa carretera 47 que rodea Hvalfjörður. Una carretera llena de vistas, montañas, pequeños saltos de agua y grandes cascadas, que sólo podemos ver desde el coche, ya que de lo contrario, no llegaríamos nunca… En el parking pasamos la noche, con el objetivo de madrugar bastante y evitar la gente a la hora de realizar la ruta. Cabe destacar que no es una ruta para todos los públicos, pues tiene tramos muy exigentes y zonas donde debemos estar en buena condición física para superarlas, incluso equipadas con cuerdas para facilitar el paso. Muchas zonas que nos pueden comprometer, pero que a la vez, si estás acostumbrado a estos terrenos, se disfrutan muchísimo.
Comenzamos desde el parking, sobre las 7:30 h., suficiente para evitar la gran cantidad de turistas que acceden a la ruta. En el parking podemos ver un cartel informativo de la ruta, en el que se explica claramente que existen zonas y tramos de cierta dificultad. Seguimos un desvío, allí mismo, y comenzamos!
La primera parte de la ruta no tiene ninguna dificultad y transcurre por un sendero bien señalizado. Seguimos un desvío más para continuar nuestro camino hacia Glymur.
Tras algo más de un kilómetro, llegamos al desvío por el que regresaremos. Para la ida, elegimos la senda típica y oficial, por lo que seguimos por el mismo camino.
Llegamos a un desvío más, que nos hace continuar hacia Glymur. Poco después, un perfecto mirador natural de todo el cañón que ha ido formando el Río Botnsá. Buenas fotos y preciosas panorámicas de la zona. Desde aquí, ya podemos hacernos una idea de dónde se encuentra Glymur, encajonada entre las grandes paredes rocosas del fondo.
Visitamos un cartel informativo sobre la cueva Þvottahellir y seguimos un desvío para llegar a este bonito lugar. La cueva la debemos atravesar, extremando las precauciones por la gran cantidad de humedad que almacena… Es una cueva pequeña y la luz entra por ambas partes, por lo que no es necesario el uso de un frontal o linterna. Las vistas a su salida son espectaculares!
Continuamos nuestra ruta, ahora paralelos al Río Botnsá, hasta llegar a un desvío por el que llegamos a la orilla. Aquí, debemos cruzar el río, que viene bastante crecido, más de lo normal en esta época. Sin embargo, existe un cable bastante tenso que nos ayudará a cruzarlo, primero avanzando sobre piedras y luego sobre un gran tronco de madera. El equilibrio empieza a ser importante! Disfrutamos mucho del paso del río!
Tras cruzar el río y seguir un par de desvíos más hacia Glymur, comenzamos la parte más exigente de la ruta, que nos guiará por el lado derecho del cañón, siempre en fuerte ascenso, hasta llegar a la parte más alta de la cascada de Glymur.
Rápidamente empezamos a encontrar los primeros pasos equipados con cuerdas, pues el ascenso es bastante pindio y húmedo. Sin duda, una gran ayuda. Vamos avanzando por la cornisa derecha y siempre vemos visible nuestro objetivo del día, que cada vez lo tenemos más cerca.
Seguimos ascendiendo y cruzamos dos bonitas cascadas, pequeñas para lo que venimos viendo, pero dignas de disfrutar también.
Tras algún zig-zag, nos volvemos a asomar al profundo cañón que va formando el Río Botnsá, que cada paso que damos lo vamos viendo más abajo. Las vistas sobre el valle son excepcionales! Por aquí, nos encontramos un par de cascadas más y un río que debemos cruzar. A pesar de llevar más agua de lo normal, no representa ninguna dificultad. Poco a poco, sobre las piedras que asoman, lo vamos cruzando.
Seguimos ascendiendo y llegamos a Steðjasnös, un bonito mirador natural, donde encontramos un cartel informativo sobre lo que podemos admirar. Son visibles la gran cantidad de aves que sobrevuelan la cascada de Glymur.
Continuamos nuestra ruta, siempre exigente en este tramo, y llegamos a un mirador natural más, el principal y más cercano mirador de la cascada. Desde aquí se obtiene la mejor visión de Glymur, que con sus 190 metros de caída se convierte en la segunda cascada más alta de Islandia, sólo superada por la desconocida e inaccesible Morsárfoss, descubierta en el año 2007, con 240 metros de altura. Aquí, la ruta se podría desandar hasta llegar al aparcamiento nuevamente. Sin embargo, elegimos continuar nuestro ascenso hasta la parte más alta de Glymur, cruzar el río y regresar al parking por la otra vertiente.
Seguimos con unas vistas impresionantes, cada vez con mayor altura! Entre zonas rocosas vamos avanzando y remontando la altura que tiene la cascada hasta llegar a la parte más alta, donde somos testigos de la enorme caída que tiene.
Toca cruzar hacia el otro lado del río, por la parte alta de la cascada. Cabe destacar que es muy importante avanzar lo suficiente para intentar cruzar el río con la suficiente distancia como para no tener ningún susto si resbalamos. El río, cuanto más se acerca a la cascada, más rapidez lleva, y muchas veces no somos conscientes de la fuerza que tiene el agua. Conviene alejarse un poco y cruzar el río por las zonas más tranquilas, y así no tentar a la suerte de acabar 190 metros más abajo de un plumazo! El río lleva mucho más caudal de lo normal y es imposible cruzarlo sin mojarse. Después de un gran rato viendo por dónde lo podemos cruzar mejor, nos decidimos. Nos descalzamos y nos remangamos los pantalones para evitar mojar la ropa y tener un regreso más incómodo. Una vez preparados, con ayuda de los bastones, vamos cruzando el río, poco a poco, sufriendo las gélidas aguas de Islandia!
Ya en el otro lado, comenzamos el descenso por la otra orilla del río, siempre con las impresionantes vistas que nos va ofreciendo el lugar. La ruta sigue señalizada en su parte más alta, por lo que vamos descendiendo sin mayores problemas.
Tras llegar a la pista por la que se podría regresar al aparcamiento de una manera cómoda, pero más larga, seguimos descendiendo de manera directa. El descenso es muy pronunciado, por lo que extremamos las precauciones, con el fin de no resbalar. Por el camino disfrutamos de una bonita cascada, que también era visible desde el otro lado.
Seguimos descendiendo fuertemente y llegamos a la última parte del descenso, donde nos encontramos con alguna dificultad en la señalización, debido a la gran cantidad de árboles y vegetación que hay en esta parte de la ruta. Sin embargo, son muchas las sendas que nos llevarán directamente hasta el aparcamiento, por lo que tampoco conviene agobiarse. Es cuestión de elegir la senda más cómoda, con el fin de llegar a encontrarnos con el desvío que se encuentra en el camino de ida, y que iba a distinguir entre la ruta de ida y de vuelta. Cabe destacar que es importante tener buena orientación, conocer muy bien la zona o llevar un GPS o mapa que nos ayude. La extensa vegetación nos puede hacer desviarnos hacia otro rumbo…
Tras dar con el camino de ida, tan sólo tendremos que desandar el corto tramo hasta llegar al parking. Por aquí, no hacemos más que encontrarnos con gente que inicia la ruta. Decisión acertada la de madrugar!
Espectacular ruta, no sólo por ser un lugar precioso, sino también por el camino en sí. Sendas claras y sin dificultad, pasos complicados, zonas equipadas, cascadas, miradores, cruce de ríos y Glymur, que sin duda, pone el broche de oro a una jornada inolvidable! Muy recomendable!
Tipo: Senderismo
Fecha: 16 de Agosto de 2017
Duración: 4 h. 33 min.
Dificultad: Moderado
Distancia: 6,60 km.
Circular: Sí
Desnivel acumulado: 376 m.
Altura mínima: 60 m.
Altura máxima: 354 m.
Salsaludos, abrazos y besines!
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