Anillo de Picos Tres Macizos (Etapa 3) – Refugio de Áliva – Refugio Casetón de Ándara
Turno para adentrarnos en el Macizo de Ándara, en la que iba a ser una de las etapas más duras de todo el recorrido, larga y con la dureza de la Canal de Jidiellu, 1.000 metros de ascensión para meternos de nuevo en el mundo calizo. Una jornada que nos depararía un sinfín de emociones y que afrontamos con la incertidumbre de cómo nos va a responder el cuerpo tras las dos etapas anteriores. Con un cielo que invitaba a poco sol durante el día, nos vamos hacia el Refugio Casetón de Ándara!
Inicio
Comenzamos la ruta en el Refugio de Áliva, perfecto como parada antes de iniciar el tramo por el Macizo de Ándara. Tras un correcto desayuno y sin detenernos mucho, pues el día sería largo, emprendemos la marcha!
Descripción
Comenzamos a caminar hacia el norte, siguiendo un desvío y con el rumbo puesto en las Vegas del Toro, muy cerca de Sotres. La pista es muy cómoda de caminar y vamos avanzando sin problemas.
Debemos superar un desvío más, sin variar el rumbo, y continuar por la parte más alta del valle. La pista forestal, que avanza en ligero descenso, tendrá a ambos lados zonas de menor altitud, así que no tiene pérdida. La niebla es bastante densa en la parte más alta del recorrido, al principio.
A nuestra derecha tenemos el Macizo de Ándara, y a nuestra izquierda, el Macizo de los Urrieles, pero ambos invisibles por la niebla que nos envuelve. Apenas vemos el valle que va formando el Río Duje. Seguimos un desvío más y llegamos a Casa de la Llomba, donde ya podemos ser testigos de más paisaje, fruto de la altura perdida.
Llegan los primeros problemas! Andrea se resiente un poco de su pie, seguramente por su forma de pisar mientras desciende. Y como tenemos la suerte de tener en el grupo enfermeros, técnicos sanitarios y fisioterapeutas, pues la cosa se soluciona rápido. Alba se pone a los mandos del pie de Andrea!
Afortunadamente, Andrea logra recuperar el pie y todo queda en un susto. Seguimos la ruta por una de las zonas más bonitas, la que nos llevará directamente a las Vegas del Toro. Cruzamos un bonito puente, a la altura de la parte más encajonada, y disfrutamos de un momento espectacular rodeados de ganado!
Rondando los 1.000 metros de altura, llegamos a las Vegas del Toro, donde encontramos varias edificaciones y una fuente, ideal para recargar nuestras cantimploras. El día sigue bastante nublado en altura. No tenemos vistas, pero al menos no pasamos calor!
Tras superar las Vegas del Toro, nos desviamos hacia la derecha para iniciar el tramo a lo largo de la Canal de Jidiellu. El desvío es perfectamente visible y recorre una primera parte a media ladera y con bastante vegetación, pero nada complicada de seguir.
Tras superar esta primera parte, iniciamos la Canal de Jidiellu, una canal de algo más de 3 kilómetros y con más de 1.000 metros de desnivel a superar.
La Canal de Jidiellu, en su primera parte, no ofrece ningún problema técnico, tan sólo el desnivel a superar. El sendero está bastante claro, pero algunas zonas, con más de una opción, nos hacen replantearnos el camino correcto. Según vamos ganando altura, nos vamos metiendo entre la niebla, algo que nos dificulta tener una visión más clara de la propia Canal de Jidiellu. Ahora es Alba la que siente que sus pies queman! Va la última, sin descolgarse, pero con cierta cara de preocupación.
A lo largo de la canal, son varias las paradas que realizamos para descansar. Manuel va a su ritmo, tranquilo y sin ninguna prisa. Andrea también nos invita a alguna parada más para reponer fuerzas. Es una canal dura y hay que tener cierta tranquilidad.
El sendero va en zig-zag, mientras vamos notando algún indicio de claridad en el cielo. Nuestro gozo en un pozo, pues superaremos la Canal de Jidiellu metidos entre la niebla. No hace frío, pero la humedad es considerable y tenemos mucho material mojado.
Llegamos a la última parte de la Canal de Jidiellu, hasta aquí sin complicaciones técnicas y sobre un terreno muy pindio y exigente, sobre todo por el peso que llevamos cada uno. La canal finaliza en un estrechamiento muy evidente, donde viviremos algún momento de tensión. Ya encajonados y sobre un terreno con mucha piedra suelta, nos reunimos para afrontar el tramo. Primero, una corta trepada bastante vertical, pero en la que tenemos buenos agarres y una cuerda para ayudarnos a superarla. Somos los primeros, que con sumo cuidado y tanteando bien la húmeda roca, logramos superar el paso. Arriba nos damos cuenta de que el terreno está muy suelto y el peligro de piedras es evidente. Alba es la siguiente, con ligera preocupación, momento en el que aparece Manuel por detrás intentando una trepada imposible, en una zona muy mojada y mucho más lisa. Tras la fría advertencia de que el camino no iba por ahí y de que existe un riesgo evidente de caída de piedras, Manuel espera un poco más atrás. Alba completa la trepada y su cara lo dice todo, quiere salir de aquí! Con el fin de no tirar piedras al resto de compañeros, seguimos avanzando, ahora por un terreno muy inclinado y pegados a la pared izquierda, donde debemos de superar dos barrigas de roca. El resto del grupo, Manuel, Andrea y Rober, completan la primera trepada, mientras que el resto superan el paso lateral. Tanteando bien la roca y buscando los mejores agarres, vamos superando ambas barrigas, quedando sólo unos metros para finalizar la Canal de Jidiellu. Alba, con signos de preocupación, pasa delante y no quiere saber nada más, quiere llegar al Collado Valdominguero. Damos alguna indicación de cómo superar el paso lateral al resto del grupo y nos volvemos a juntar en los últimos metros de ascensión.
Tras la Canal de Jidiellu, llegamos al Collado Valdominguero, donde aprovechamos para hacer una pequeña parada, comer algo, descansar y comentar lo ocurrido. Estamos metidos en la niebla, mojados y con la roca muy delicada, no sólo por la humedad sino también por la composición del terreno, muy inestable. Debemos juntarnos mucho o salir de la zona en la que pueden caer piedras, mantener la calma y ser muy pacientes. Y como comentamos en el mismo collado: «Superamos casi toda la Canal de Jidiellu sin ninguna prisa y descansando siempre que el cuerpo lo necesitaba, y cuando llegamos a la parte más técnica, es cuando nos entra la prisa!».
El Collado Valdominguero nos abre una bonita panorámica del Macizo de Ándara. Parece que la niebla se disipa algo y eso nos va cambiando la cara. Logramos distinguir el cercano Pico Valdominguero y parte del recorrido que debemos seguir para llegar al Refugio Casetón de Ándara.
En ligero descenso e inmersos en un mar de roca caliza, continuamos a lo largo de la última parte de la ruta. Un camino muy evidente y sin complicaciones, siempre pisando sobre piedras y rocas. El día va aclarando algo y podemos disfrutar de las vistas!
Tras superar la parte más lunática del Macizo de Ándara, llegamos a una zona de simas, donde paramos para hacernos alguna foto graciosa y romper un poco las malas sensaciones que nos dejaron la niebla y la Canal de Jidiellu.
Tras las simas, llegamos a las antiguas Minas de Mazarrasa, donde seguimos viendo pequeñas entradas, señalizadas con números muy grandes de color rojo.
Continuamos la ruta dejando atrás una majada en ruinas y viendo alguna sima más. Vamos transitando por una cómoda senda, así que no tenemos problemas en ir recorriendo los últimos metros de ruta.
Nos desviamos a la derecha y llegamos al Collado de la Aldea, donde damos vista al Refugio Casetón de Ándara, punto final de nuestra jornada. La alegría nos invade!
Sólo queda descender unos metros! Debemos seguir un pequeño desvío a la derecha y pasar por un sendero que se encuentra por encima del Refugio Casetón de Ándara, al que llegamos en poco tiempo tras algún zig-zag más. En las inmediaciones del refugio, tenemos una fuente en la que podemos recargar agua fresca. Fin de la tercera etapa!
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Hemos llegado bastante húmedos y la niebla matutina y el excaso sol de la jornada han hecho que parte de nuestro material de acampada se encuentre mojado. Charlamos con Kike, del refugio, algunos suplicando comida caliente y techo! Muy amablemente, nos ofrece espacio para poder pasar la noche dentro. Aliviamos la sensación de humedad con una ducha de agua fría y pasamos la noche en el Refugio Casetón de Ándara, tras una cena sublime! El grupo está contento, vuelve la felicidad y las ganas de seguir, aunque no en todos los casos. Manuel se plantea abandonar el Anillo de Picos en Sotres, junto a Rober y Andrea, que por motivos laborales, completarán su andadura allí. Tras sufrir en la ascensión a Collado Jermoso y vivir una Canal de Jidiellu aún más dura, Manuel cree que lo mejor es acabar en Sotres. No todos los días son maravillosos, y Picos de Europa te pone en tu sitio rápidamente! Desde aquí, muchas gracias y un abrazo a Kike y a su compañero, que hicieron todo lo posible para que nos encontrásemos a gusto durante toda la estancia.
Conclusión
Etapa de las duras! Sabíamos que esta tercera jornada nos iba a deparar algún momento de tensión, y así fue. Una Canal de Jidiellu muy exigente, una ruta pasada por la niebla y algún momento de estrés en la parte más técnica iban a ser ejemplos de que no todo el Anillo de Picos iba a ser coser y cantar. Una primera parte muy sencilla, una canal de 1.000 metros de desnivel y un tramo espectacular por el macizo más oriental de Picos de Europa. Una etapa larga y muy exigente, pero que supimos acabar de la mejor manera, con el ánimo y las ganas de seguir!
Datos técnicos
Actividad: Senderismo
Fecha: Martes, 28 de Julio de 2020
Duración: 9 h 22 min
Dificultad: Difícil
Distancia: 13,62 km
Recorrido: Lineal
Desnivel acumulado: 1.130 m de subida y 1.084 m de bajada
Altura mínima: 1.064 m
Altura máxima: 2.143 m
Participantes: Rubén, Rober, Andrea, Alba y Manuel
Método de Información de Excursiones (MIDE):
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R&S Wanderlust
Espíritu viajero!
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